
Experta plantea que esta podría contribuir a ampliar el tamaño de la fuerza laboral y a la vez impulsar el crecimiento.
La edad promedio de jubilación en el mundo se ubica entre los 55 y los 67 años, tanto para hombres como para mujeres. Y si bien con el paso de los años algunos países han ajustado este requisito en pro de que los adultos mayores puedan disfrutar más de su retiro, el panorama económico estaría apuntando a una dirección diferente.
Así lo plantea la economista Allison Schrager en una columna de opinión publicada en Bloomberg, en la que explica la necesidad de repensar el mercado laboral y en cómo el retrasar la pensión por un par de años (hasta los 70) no solo tendría un efecto en el desarrollo de la economía, sino también en los ingresos que se perciben durante la vejez.
De acuerdo con la experta, al hacer un análisis del escenario para Estados Unidos, los pronósticos apuntan a que las finanzas de la economía más grande del mundo tendrían un crecimiento más lento, así como una mayor deuda. Este resultado se vería impulsado por una fuerza laboral cada vez más reducida y envejecida.
En ese sentido, la autora apunta que una de las soluciones para contribuir a la aceleración económica está en que la mayoría de las personas pueden trabajar por un par de años más. «Esto aumentaría el crecimiento al ampliar el tamaño de la fuerza laboral, potencialmente aumentaría la productividad y reduciría la tensión financiera derivada de un mayor gasto en prestaciones sociales», explica.
Por esa misma línea, Schrager señala que el posponer la jubilación también tiene un efecto a nivel individual. Para ejemplificarlo mejor, se pone como referente un estudio que estima que el retrasar la jubilación tan solo seis meses equivale a ahorrar 1 punto porcentual adicional de sus ingresos durante 30 años.
«El trabajo también puede mejorar la calidad de la semijubilación de las personas, porque se ha descubierto que la socialización y el sentido de propósito son factores clave que fomentan el envejecimiento saludable y la calidad de vida», resalta.
Una idea impopular
La experta menciona que si bien trabajar más tiempo tiene beneficios, la idea de aumentar la edad de pensión suele llamar a la controversia cuando se considera que muchos de los trabajos que integran el mercado laboral tienen una exigencia física que después de cierta edad es más difícil de cumplir.
A esto se le suma otro factor y es el de la empleabilidad, puesto que, incluso si las personas estuvieran dispuestas a laborar más tiempo, es más difícil encontrar un empleo o permanecer empleado. Además, los colaboradores de más edad suelen implicar costos adicionales y su capacidad para aprender nuevas habilidades es menor con el paso de los años.
Ante este escenario, Schrager plantea dos soluciones. En el primer aspecto, menciona que la apertura tecnológica permitirá que más personas se sumen al mercado laboral y de una manera más flexible.
Por otro lado, las políticas públicas también pueden hacer que los trabajadores de mayor edad sean más atractivos. También existe la posibilidad de que se generen incentivos fiscales para impulsar su contratación.
«En el futuro, la jubilación quizá no signifique dejar de trabajar por completo. En cambio, la gente simplemente trabajará menos horas con un acuerdo más flexible, tal vez como consultores en lugar de empleados», agrega la economista.