
Aunque ya se eligieron a los ponentes del proyecto, todavía falta la presentación de la ponencia a discutir en primer debate; Gobierno le apunta a recaudar $16,3 billones en 2026.
Esta semana comenzará el trámite de la reforma tributaria en el Congreso. Con este plan, el Gobierno espera financiar el Presupuesto de 2026 sumando $16,3 billones. Los ponentes y coordinadores de las comisiones económicas ya están electos, pero falta la presentación de la ponencia para primer debate.
Con lo cual, todavía falta conocer el consenso entre los dos poderes (Legislativo y Ejecutivo) para saber a qué rubros se destinarían los gravámenes.
Pero existen estudios y proyecciones que señalan que algunos de los bienes y servicios que pueden encarecerse, si el plan se implementa, son los licores, (excepto la cerveza) los cigarrillos, los pasajes en flota y en bus, los tiquetes de avión y también las facturas del gas.
Germán Machado, economista y profesor de la Universidad de los Andes, explicó que lo anterior se daría si se implementa el impuesto al consumo en más de 50%. El académico agregó que, aunque esto tiene una lógica ambiental, al final encarecería los bienes mencionados anteriormente.
La Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, también señaló que los juegos de azar son susceptibles de ser incluidos en la lista de lo que se gravaría, junto con los impuestos al patrimonio.
Determinó que la sobretasa del sector financiero en la reforma tributaria podría generar un recaudo de $2,9 billones en 2030. A lo que agregó, de manera explícita, que el sector financiero quedaría con la tasa estatutaria de renta corporativa más alta de toda América, duplicando la de 21% de EE. UU.
LOS CONTRASTES

- Germán MachadoEconomista y profesor de la Universidad de los Andes“Un tributo que golpea el bolsillo es el alza del impuesto al consumo en más de 50%; este puede encarecer combustibles, pasajes en flota y bus, y hasta la factura del gas”.
“El fuerte incremento que se propone en los impuestos a las entidades del sector financiero sería trasladado en costos a los usuarios, lo que terminaría obstaculizando la inclusión financiera y también elevando los costos para todos”, dijo el académico de los Andes.
Otro de los rubros que destacó Anif fue el impuesto al patrimonio. El mismo ministro de Hacienda, Germán Ávila, señaló en las sesiones en las que se terminó aprobando el Presupuesto de 2026, que este tributo es necesario con la finalidad de lograr mayor progresividad en el sistema, es decir, que quienes tienen más, paguen más.
Pero Anif lo definió como un tributo controversial ya que genera una doble tributación y también tiene efectos sobre la actividad económica, tales como los desincentivos para la acumulación de riqueza, impactos en la inversión de activos fijos o en activos intensivos en capital. Incluso dijo que este tipo de impuestos inducen a que los declarantes cambien de domicilio tributario con la finalidad de no pagarlo, lo que en última instancia genera también una pérdida en el recaudo.
David Cubides, economista del Banco de Occidente, señaló que los bienes que se verían afectados serían las compras en el exterior. Sin embargo, el Gobierno ha defendido la iniciativa, asegurando que un mayor gasto traería dinamismo a la economía, y que se exige implementar el plan a causa de la inflexibilidad en el presupuesto.
¿Falla estructural en el sistema de recaudo?
A pesar de la entrada en vigencia de múltiples reformas tributarias, el recaudo seguiría manteniéndose en niveles que oscilan entre 14,4% del PIB y 16,6% del PIB entre 2023 y 2026. Las cifras indicaron que, para 2026, el recaudo se ubicaría en 16,5% del PIB solo en caso de que se implemente. Sin dicha reforma, las cifras rondarían en 15,6% del PIB.
El observatorio fiscal de la Universidad Javeriana señaló que el comportamiento del recaudo confirma que existen limitaciones de carácter estructural al interior del sistema fiscal, independientes de cualquier proyecto de reforma tributaria que se pretenda implementar.