
Desde las universidades piden a trabajadores y empresas que sean consecuentes con el país.
En poco menos de dos semanas comenzarán oficialmente las negociaciones entre los gremios y las centrales obreras para definir en cuánto debe quedar el salario mínimo del próximo año y poco a poco llegan propuestas de diversos sectores, que por un lado piden pensar en los trabajadores, pero por el otro que no se pase por alto la realidad económica que atraviesa la Nación desde hace varios años.
La más reciente llegó desde la Universidad Externado de Colombia, donde tras analizar la situación económica del país, principalmente con indicadores como la inflación y el crecimiento económico, plantearon que durante la negociación entre empresas, sindicatos y Gobierno Nacional se genere una conversación técnica, que recoja los puntos de vista de todos los interesados en el aumento.
Juan Pablo Herrera, decano de la Facultad de Economía, destacó que este será un momento muy importante para el país, teniendo en cuenta los antecedentes recientes y la necesidad de que se siga abonando el camino para que las autoridades monetarias bajen las tasas de interés y para que la economía se reactive con celeridad.
“Inicia para la economía colombiana un momento crítico y es la negociación del salario mínimo para el 2025. Hoy las centrales de trabajadores están hablando de un incremento de por lo menos 10%. Yo creo que aquí, desde la academia, es muy importante destacar dos componentes. El primero de ellos es que la idea de actualización del salario mínimo es garantizar que los trabajadores colombianos no pierdan el poder adquisitivo”, explicó.
Herrera Saavedra, dijo que se debe reconocer que hay menos presiones inflacionarias y que gracias a esto la economía del país va a respirar, por lo que el aumento que se concerte o salga por decreto, no debe convertirse en un factor con el que se pierda todo lo ganado gracias a los sacrificios que se hicieron este año.
“Un mayor incremento de salario mínimo implica que todos los productos y todos los bienes o servicios que se transan en la economía y que están indexados en salarios mínimos necesariamente van a subir, acotó el decano de Economía del Externado, quien fue insistente en que el país está en un momento crucial para marcar el rumbo a seguir.
Cuidar la informalidad
Por otra parte, Juan Pablo Herrera puso sobre la mesa la informalidad laboral y dijo que es una problemática que no se obviar, ya que más de la mitad de los colombianos se ven afectados por la misma y es una realidad que se complica cuando el país va a las regiones, donde las oportunidades son más escasas.
“En Colombia tenemos más de la mitad de la población en la informalidad. El dato cercano al 54% en el consolidado nacional, pero que llega a niveles del 80% en la Colombia profunda. El gran reto que tenemos es garantizar que estos incrementos de salario mínimo no destruyan nuevos empleos”, manifestó.
Con este planteamiento, acotó que “las pequeñas, micro y medianas empresas en Colombia necesitan seguir operando y será muy importante que en el diálogo y en la conciliación y la concertación de cada uno de los objetivos de la fijación de salario mínimo se tenga en cuenta justamente esos elementos”.
Por último, este académico confía en que la decisión que se anuncie sea concertada y que a toda costa se evite que el aumento salga por decreto, puesto que considera que los colombianos viven un momento donde lo más importante es la generación de confianza y pensar que el futuro se construye entre todos.