
La modernización de este ecosistema financiero también se ha convertido en un escenario que pide una adaptación de la regulación.
La aparición de nuevos esquemas financieros, basados en la transformación digital e innovación ha traído consigo avances significativos en el acceso a créditos. Estos nuevos actores, han producido cambios e el sistema financiero colombiano en los últimos años, con el objetivo de modernizarse, estar a la vanguardia del mundo y poder ofrecer servicios de manera más inmediata para los usuarios.
Estos avances, sin embargo, deben estar acompañados con una regulación que les permita explotar todo el potencial que trae la modernización, que favorezca la competencia y que tenga una reglas de juego justas para todos los actores, según menciona Asobancaria en su informe ‘La competencia en la prestación de servicios innovadores y la importancia de su regulación balanceada’.
«Un mercado en competencia, donde la regulación aporta al balance, genera un ambiente de confianza y mejora la eficiencia, lo que resulta en un mayor bienestar para todos los participantes involucrados, tanto desde la oferta como de la demanda«; menciona la principal agremiación de entidades financieras del país.
Según menciona, esta evolución ha traído consigo mayores niveles de acceso, eficiencia e innovación, pero también ha generado importantes retos en materia de regulación y competencia.
Por ejemplo, Asobancaria afirma que la digitalización de los servicios financieros, acelerada por la pandemia, ha permitido a las entidades vigiladas ofrecer nuevas alternativas a los consumidores; sin embargo, la entrada de actores no vigilados (principalmente fintech y proveedores de servicios alternativos) ha configurado un escenario de ‘zona gris‘ en el que conviven marcos regulatorios distintos. Esta diversidad, según el informe, fomenta la competencia, pero también plantea asimetrías que pueden afectar la equidad del mercado.
«En estos términos, la apertura del mercado no debe entenderse únicamente como liberalización, sino como un proceso que garantice que todos los proveedores de servicios cumplan con estándares adecuados de estabilidad, solvencia, seguridad y protección al consumidor. Por ello, la definición del contenido y alcance del marco regulatorio para la prestación de productos y servicios financieros y sustitutos debe realizarse con criterios técnicos, prudenciales y de manera progresiva, garantizando el impacto positivo en el mercado tanto para proveedores como consumidores«, dice Asobancaria.
Normatividad y libre competencia
En el informe se destaca que el país ha hecho importantes avances en la construcción de un marco normativo que busca equilibrar innovación, competencia y protección.
Asobancaria destacó el Decreto 12978 de 2022, que reglamentó las finanzas abiertas en Colombia, permitiendo el acceso a datos de entidades vigiladas para ampliar las posibilidades de innovación y competencia.
Hizo lo mismo con el Plan Nacional de Desarrollo del actual Gobierno Nacional, explicando que este introdujo la portabilidad financiera, que permitirá a los consumidores trasladar sus productos e información financiera entre entidades, y los datos abiertos, que facilitarán el acceso a información más amplia con fines de inclusión financiera.
Estos instrumentos, según menciona el gremio, reflejan la tendencia global hacia la interoperabilidad de datos y servicios, donde el control de la información pasa a manos del consumidor, empoderándolo y promoviendo mayor dinamismo competitivo.
«(…) es fundamental la colaboración armónica de las autoridades, pero también el diálogo técnico con las entidades para evidenciar las oportunidades y retos técnicos y operativos. A este respecto, otras latitudes pueden ilustrarnos el camino, evitando que transitemos por fallas ya corregidas, o al menos evidenciadas, y aprovechemos figuras que faciliten la implementación«, asegura Asobancaria.
Retos y desafíos regulatorios
El informe identifica varios desafíos regulatorios de gran relevancia.
Por un lado, habla de las asimetrías regulatorias, explicando que mientras las entidades vigiladas deben cumplir estrictos requisitos de solvencia y protección al consumidor, los actores no vigilados gozan de mayor flexibilidad. Esto, según el gremio de entidades financieras, crea un terreno desigual que puede afectar la competencia y la confianza.
«Desde la perspectiva del consumidor, la diversidad de regímenes regulatorios puede tener consecuencias significativas. Muchos consumidores no tienen claro quién les ofrece el servicio, si esa entidad está regulada, qué derechos les asisten o ante qué autoridad deben acudir en caso de un reclamo. La situación se agrava en el entorno digital, donde la línea entre lo financiero y lo no financiero, o entre lo local y lo transfronterizo, se vuelve difusa«, explica.
Luego, habla de la desinformación de los consumidores, mencionando que muchos usuarios desconocen si su proveedor está regulado, cuáles son sus derechos y a qué autoridad pueden acudir en caso de reclamos. Esta falta de claridad se agrava en entornos digitales y transfronterizos.
También menciona que la digitalización borra las fronteras entre servicios financieros y no financieros, pues afirma que, actualmente un consumidor puede acceder a un crédito en línea, invertir en activos virtuales o autorizar el uso de sus datos a proveedores tecnológicos sin conocer plenamente los riesgos.
En cuanto a la protección de datos, Asobancaria explica en su informe que la apertura de información exige un nuevo enfoque regulatorio que combine seguridad, privacidad y libre competencia. Los datos se convierten en el insumo central del mercado, y su adecuada gestión es clave para la confianza del sistema.
El informe también destaca la importancia de observar las experiencias internacionales, citando los ejemplos de países como Brasil y México, donde, según dice, se han creado marcos normativos específicos para fintech, con figuras como instituciones de pago o sociedades financieras tecnológicas.